Hace poco tuve la oportunidad de tomar un par de días de descanso fuera de la ciudad. decidimos acudir a una de las tantas playas vírgenes del estado de Michoacán.
El lugar es realmente bello, super limpio, el clima divino y la gente que vive en el lugar que nos atendió super amable.
Para uno de va de vacaciones lo disfruta mucho pues aquí en la ciudad carecemos de esa paz que solo un lugar mágico como Mijahuita. lejos de la tecnología, sin señal, mucho menos redes sociales. hasta ese punto todo suena de maravilla. pero la realidad es que la gente del lugar sufren un rezago considerado ya que al no contar con lo mas básico en cuestión tecnológica los chicos están perdiendo sus clases.
Platique por un momento con algunos de ellos y me decían que desde que empezó la pandemia no han tenido clases, no tienen maestros presenciales y pues la mayoría no cuenta con computadora o celular y si los tuvieran no serviría de mucho ya que no tienen señal.
Algunos de los padre se estos niños apenas cuentan con la secundaria y les enseñan a los peques hasta donde ellos puede, pero la verdad es que la SEP debería voltear a ver estas comunidades y buscar un programa adecuado a su situación.
Por ahora los niños viven completamente felices, sin preocupación alguna, disfrutando de todo lo que tienen a su alrededor, cosa que los niños de la ciudad no tienen, pero cuando sean adultos les faltaran herramientas para salir adelante.
Fotografía y nota
Betzabeth Moran
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